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Agua de Lima: ¿De dónde proviene el recurso hídrico de nuestra ciudad?

08 agosto 2023
Agua de Lima: ¿De dónde proviene el recurso hídrico de nuestra ciudad?

 

Agua de Lima

El agua, fuente primordial de vida, abastece a más de un tercio de la población nacional dentro de Lima. Gracias a ella es posible desarrollar diversas actividades para el bienestar de la población, como la agricultura, la ganadería, la industria, y por supuesto, satisfacer las necesidades primarias de higiene y alimentación, entre otros. Sin embargo, rara vez reflexionamos acerca de la procedencia del agua que llega a nuestros hogares con una acción tan sencilla para nosotros como la de abrir un grifo. 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), el suministro de agua para Lima proviene de tres fuentes principales, conocidas grupalmente como CHIRILU (Chillón, Rímac y Lurín), cada una con un papel vital en nuestro abastecimiento. El río Rímac, que nace en la vertiente occidental de la cordillera de los Andes, es la fuente más significativa, proporcionando alrededor del 69% del agua superficial de la ciudad. Sus aguas descienden desde altitudes elevadas, alimentadas por los deshielos de los glaciares y las lluvias en las partes altas de la cuenca. A lo largo de su curso, el Rímac es capturado y controlado por infraestructuras hidráulicas, lo que permite regular su caudal y asegurar un suministro constante para la población.

El río Chillón, cuyo origen se encuentra en los Andes centrales del Perú, es otra fuente crucial para la ciudad, aportando alrededor del 20% del agua superficial. Su cuenca es rica en recursos hídricos y es especialmente relevante durante la temporada de lluvias. Sin embargo, el aumento de la urbanización y la deforestación en las zonas cercanas a su curso han aumentado la vulnerabilidad de este río a la contaminación y a la pérdida de áreas verdes. 

Finalmente, el río Lurín, ubicado al sur de Lima, contribuye con aproximadamente el 11% del agua superficial. Aunque representa una menor proporción en comparación con el Rímac y el Chillón, su papel es esencial en el suministro de alimentos a la ciudad y en el funcionamiento equilibrado del sistema hidrológico regional. Además, actúa como un importante soporte en la recarga de acuíferos, siendo clave para el acceso a agua subterránea.

Agua desde las alturas 

El proceso para llevar el agua a la ciudad es un viaje vital y desafiante. Inicia en las partes altas de las cuencas y vertientes de estos ríos, las cuales se encuentran en comunidades rurales más allá de Lima Metropolitana, donde la naturaleza pródiga con la generosidad de manantiales y aguas subterráneas. Antes de llegar a nuestras casas, el agua se somete a un proceso de captación, tratamiento y distribución. Las plantas de tratamiento, equipadas con diversas tecnologías, purifican el agua para hacerla apta para el consumo humano.

Es en estas áreas rurales donde se inicia el proceso de captación para asegurar la disponibilidad del agua que luego llegará a nuestras casas. La cultura del agua de los pobladores de estas zonas es fundamental para que el recurso hídrico fluya con pureza y seguridad hasta la ciudad, convirtiéndose en un eslabón vital en el camino hacia el suministro de agua potable para todos. 

Asimismo, estas localidades también presentan una dependencia absoluta del agua, ya que no sólo es crucial para sus actividades agrícolas y ganaderas, sino que también sustenta su vida diaria y bienestar. 

 El camino del agua a las ciudades inicia en las comunidades rurales dentro de Lima, donde también es un recurso vital para su subsistencia.

En riesgo

No obstante, nuestras fuentes hídricas afrontan retos significativos que amenazan su sustentabilidad. Uno de los principales problemas es la contaminación. La descarga de aguas residuales, vertidos industriales y la acumulación de desechos sólidos afectan negativamente la calidad de nuestras aguas. Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), existen al menos 1185 fuentes de contaminación en la Cuenca del Río Rímac

La escasez de agua es otra realidad que enfrentamos, de acuerdo al Instituto de Recursos Mundiales, en el 2019 el Perú era el sexto país con mayor estrés hídrico en América Latina.

En Lima, se proyecta que la demanda de agua superará la oferta en los próximos años. 

La contaminación del agua y la escasez hídrica son los principales riesgos que enfrenta Lima para satisfacer la necesidad de agua potable de la población.

Ebullición global

El cambio climático es otro enemigo silencioso que acecha nuestras fuentes hídricas. Con el derretimiento acelerado de los glaciares de los Andes, las cuencas de nuestros ríos enfrentan la disminución de su caudal, lo que repercute directamente en la disponibilidad de agua.

Datos de la ANA revelan que en las últimas décadas, los glaciares peruanos se han reducido en un 40% debido a este fenómeno.

La situación es alarmante, y empeora aún más con el reciente comunicado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que indica que ya hemos entrado en una fase de ebullición global, con el calentamiento del planeta afectando gravemente los recursos hídricos en todo el mundo. El futuro de nuestras fuentes de agua es incierto, y es esencial tomar acciones urgentes para protegerlas y garantizar la supervivencia de las generaciones venideras.

El planeta ha entrado a una etapa de ebullición global, donde nuestros recursos hídricos están en un alarmante peligro.

Juntos por el agua

En este contexto, Aquafondo, como organización comprometida con la conservación del agua en Lima y el Perú, juega un rol clave. Trabajando en estrecha colaboración con comunidades locales, autoridades y empresas, lideramos proyectos de conservación y restauración de infraestructuras para aumentar la disponibilidad hídrica de las cuencas hidrográficas. Además, a través de programas de educación ambiental y cultura del agua, buscamos sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de proteger y preservar nuestras fuentes hídricas. 

 

Desde Aquafondo realizamos proyectos de inversión hídrico para aumentar la disponibilidad de agua de Lima, como la rehabilitación de amunas y otras infraestructuras naturales.

Es muy importante tener claro el largo camino que recorre el agua para llegar a nuestros hogares, así como el gran esfuerzo que hay detrás de ello. Cada vez que abramos un caño, pensemos en en las comunidades rurales que son el punto de partida de este preciado recurso, en su cuidado y dedicación para preservarlo en su estado más puro; reflexionemos sobre el personal en las plantas de tratamiento que garantizan la potabilidad y seguridad del agua; tomemos conciencia sobre las diversas organizaciones que suman esfuerzos por conservar y proteger los ecosistemas hídricos, asegurando un futuro sostenible para Lima; y sobre el valor de la naturaleza, que nos otorga el agua como un regalo invaluable y esencial para la vida.

Cuidar y proteger estos recursos es una responsabilidad compartida que requiere una mayor conciencia ciudadana, reduciendo el consumo de agua, evitando la contaminación, promoviendo la reforestación, participando en actividades de limpieza, apoyando a organizaciones de conservación, promoviendo la educación ambiental, fomentando la conciencia en el sector industrial y respaldando políticas y regulaciones adecuadas.