El cambio climático ha planteado un gran desafío en el mundo; se espera que los eventos hidrometeorológicos sean más frecuentes en muchas regiones del planeta, ocasionando lluvias intensas, inundaciones, deslizamientos, caída de huaicos y otros peligros. El Perú al tener 38 tipos climas, según el método de Clasificación Climática de Warren Thornthwaite – SENAMHI (2020) genera una gran diversidad de microclimas y lo convierte en un país altamente vulnerable ante fenómenos hidrometeorológicos; con o sin la presencia del fenómeno El Niño.
Los eventos hidrometeorológicos extremos que presentaron los mayores impactos en las últimas décadas fueron El Niño en 1982-83, cuyo impacto generó una disminución del 5,3 % del PBI en el 1983, siendo el sector agropecuario fue el más afectado por las inundaciones en el norte y la sequía en el sur del país; En el Niño 1997- 98, se estimó un impacto del 2,9% del PBI para el 1998, siendo los sectores industria y agropecuario los más afectados y ya en la última década, el Niño Costero del 2017, afectó considerablemente al país.
La respuesta tardía e insuficiente por parte de las autoridades ante los eventos hidrometeorológicos que se presentan todos los años, nos convierten en un país carente de medidas de prevención que ayuden a reducir impactos negativos ante estas situaciones, exponiendo la vida de la población y el colapsamiento de infraestructura de servicios. Asimismo, denota la ausencia de una gestión integrada en el manejo de riesgos en una cuenca.
Figura 01: Cuenca Hidrográfica
Fuente: Gestión de cuencas hidrográficas https://vennukp.blogspot.com/2015
En nuestro país las lluvias intensas incrementan el caudal de los ríos y activan las quebradas originando el arrastre de grandes cantidades de lodo, piedra y rocas que se depositan en el cauce; reduciendo su caja hidráulica (colmatación) y contribuyendo de esta manera a los desbordes e inundaciones que afectan la economía del país. Ello es particularmente visible en las cuencas costeras, Lima entre otras.
Según el Compendio Estadístico de la Gestión Reactiva 2024 del INDECI, desde el año 2003 al 2023, el país ha presentado 112,071 emergencias de los cuales 76,779 son las de mayor frecuencia entre otras lluvias intensas (30,855), bajas temperaturas, fuertes vientos, inundaciones (6,326), deslizamientos (4,088), huaicos (2,219) como las más visibles. Las regiones más afectadas por estos fenómenos son Ancash, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Loreto, Lima, Piura y Tumbes.
Desde hace pocos meses observamos a menudo que muchas municipalidades se vienen declarando en emergencia por eventos hidrometeorológicos que afectan a su población e infraestructura de servicios; dada la imposibilidad de los gobiernos locales de contar con recursos financieros para atender este tipo de emergencias. Y en el escenario presentado líneas arriba los impactos de estos eventos cada año son más frecuentes y de mayor intensidad, con poca información para diseñar mecanismos de mitigación previos.
Cuadro 01: Población afectada
FUENTE: COMPENDIO ESTADÍSTICO DE LA GESTIÓN REACTIVA AL PRIMER SEMESTRE 2024, INDECI
Cuadro 02: Infraestructura de servicio
FUENTE: COMPENDIO ESTADÍSTICO DE LA GESTIÓN REACTIVA AL PRIMER SEMESTRE 2024, INDECI
Cuadro 03: Infraestructura vial
FUENTE: COMPENDIO ESTADÍSTICO DE LA GESTIÓN REACTIVA AL PRIMER SEMESTRE 2024, INDECI
El Producto Interno Bruto (PIB) del Perú en 2024, en términos nominales, ascendió a 999 mil 447 millones de soles. Y el crecimiento 2023-2024 fue de 3.33%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). La pregunta que subyace en este escenario es si ante los constantes eventos hidrometeorológicos que afectan a la población e infraestructura de servicios del país y que impactan negativamente en la economía nacional sería necesario contar con un Programa Nacional de Reducción de Riesgo ante estos peligros, que reduzca estos impactos negativos. La justificación es simple:
Mediante una simulación realizada para el periodo Enero 2024 a Marzo 2025 con IA la relación costo evitada es la siguiente: por cada sol en prevención hubiéramos evitado 15 soles en pérdidas públicas y privadas. Llama la atención que como país tengamos poca cultura en tomar decisiones estratégicas basadas en disminuir riesgos. Casos similares se muestran en las pocas inversiones orientadas a proveer soluciones basadas en infraestructura natural o intervenir en mejorar la calidad del agua del río Rímac.
En resumen, se trata de una invitación a pensar que como país, debemos trabajar sistémicamente en la Identificación de zonas vulnerables en los cauces naturales, compartir información hoy dispersa sectorialmente, diseñar sistemas de alerta temprana y que sean de conocimiento de autoridades locales y entre muchas medidas de sentido común por ejemplo, centralizar información sobre botaderos municipales como parte de un sistema de cultura de prevención.
#JuntosPorElAgua