En el contexto del Día de la Protección del Patrimonio Mundial Natural y Cultural, celebrado el 16 de noviembre, es importante reflexionar sobre las prácticas ancestrales que honran y protegen las fuentes de vida en las comunidades andinas. Un ejemplo destacado de estas tradiciones es la “Fiesta del Agua” en el Valle de Santa Eulalia, donde la cultura del agua se expresa a través de la champería, una celebración que combina rituales, tradición y un profundo respeto hacia el agua.
La cultura del agua en las comunidades campesinas del Valle de Santa Eulalia está impregnada de un respeto simbólico y profundo hacia las fuentes de agua. Desde hace generaciones, se han desarrollado actividades orientadas a la conservación del agua, como las amunas o zanjas de infiltración, la preservación de andenes y la protección de campos de pastizales mediante la rotación de animales altoandinos. En el legado comunal, descuidar estas prácticas podría afectar la «siembra del agua». Para estas comunidades, el agua no es solo un recurso; es un elemento sagrado que conecta la vida y la naturaleza, y su manejo está profundamente arraigado en prácticas transmitidas de generación en generación. La Fiesta del Agua es una celebración anual que incluye ceremonias y rituales dedicados a honrar al agua, con el objetivo de garantizar su llegada a la comunidad y mantener su flujo constante.
La Champería: “Un Legado Ancestral de Respeto a la Naturaleza”
La champería, una actividad tradicional que forma parte de la Fiesta del Agua es mucho más que una simple limpieza de canales. Para las comunidades de Huachupampa, San Pedro de Casta y otras, la champería implica la extracción de champas (bloques de barro y plantas) que se colocan a lo largo de los antiguos canales de agua para reforzarlos antes de la temporada de lluvias. Este proceso garantiza que los canales, muchos de origen precolombino, permanezcan en buen estado y cumplan su función de llevar agua a las áreas de cultivo. Este esfuerzo comunitario, que generalmente se realiza en octubre o noviembre, es una labor de preservación del patrimonio natural, además de un acto de respeto y conexión con el entorno.
El Ritual de la Junta de Aguas
Una práctica cultural de algunas comunidades campesinas es la Junta de Aguas. Antes de esta actividad, la comunidad elige a un sabio guardián del agua, quien, de manera discreta y sin que los demás comuneros lo sepan, se encarga de reunir agua salada y agua dulce. Este guardián trae agua desde el mar en un cántaro de barro y deposita una pequeña cantidad en el ojo de un puquial o laguna situada en la cabecera de las nacientes de agua de la comunidad. Este ritual, que se realiza entre octubre y noviembre, simboliza la unión entre el agua salada y el agua dulce, dos elementos contrastantes, en un acto de profundo significado cultural y espiritual. Según la creencia ancestral, esta mezcla provoca las primeras lluvias, conocidas como la “repunta”, creando un vínculo entre la comunidad y la naturaleza, e invitando a las lluvias que preludian la temporada de crecimiento agrícola.
La Fiesta del Agua en Huachupampa: Ejemplo de Fusión de Naturaleza y Cultura
La Fiesta del Agua en Huachupampa es un ejemplo del profundo respeto que las comunidades andinas sienten hacia el agua y el medio ambiente. Este evento involucra a toda la comunidad en un esfuerzo por fortalecer sus recursos naturales y culturales. Durante esta celebración, se designan comités culturales encargados de organizar las faenas de champería y asegurar que las tradiciones se mantengan vivas. Las ceremonias y representaciones artísticas que forman parte de esta fiesta tienen el propósito de honrar al agua y asegurar su presencia futura, mediante la unión entre valores culturales y la protección de la naturaleza.
Los cantos al agua “La Hualina”
Las costumbres y tradiciones de las comunidades del norte de Huarochirí incluyen los cantos al agua, conocidos como huailinas. Estos cantos, compuestos por versos y poemas alusivos al cuidado del agua y su rol en las actividades cotidianas de las comunidades de cabecera de agua, se presentan en la Fiesta del Agua o “Champería”. La Hualina tiene una gran importancia cultural por su valor intergeneracional.
En las temporadas previas a las lluvias, las comunidades se organizan para realizar la limpieza de las acequias, actividad conocida como champería, y a esta labor se suma una cuadrilla de hombres y mujeres que entonan las huailinas. Los “hualineros” se preparan con versos y poemas especialmente dedicados al agua, que recitan durante la limpieza de las acequias. El canto de la Hualina inspira a los comuneros, conectándolos con sus costumbres ancestrales y recordándoles el legado de preservar los recursos de su comunidad. La Hualina y la Fiesta de la Champería han sido declaradas patrimonio cultural inmaterial de la región Lima mediante la Ordenanza N° 013-2022-CR/GRL.
La Fiesta del Agua no solo representa un acto de preservación cultural y natural, sino que también refuerza la importancia de la cooperación comunitaria y el respeto por el entorno. Esta práctica no solo beneficia a la comunidad en términos de recursos hídricos, sino que fortalece los lazos culturales y preserva un patrimonio invaluable que se transmite de generación en generación. En este 16 de noviembre, la celebración de la Fiesta del Agua nos recuerda la relevancia de proteger nuestro patrimonio natural y cultural, y el papel esencial que el agua juega en nuestras vidas y en las de las generaciones futuras.
Al reflexionar sobre la Fiesta del Agua y sus profundas raíces en las comunidades del Valle de Santa Eulalia, es importante recordar que el agua es un legado invaluable que depende de cada uno de nosotros. Así como estas comunidades honran y protegen sus fuentes de agua a través de prácticas ancestrales, también nosotros, en nuestra vida diaria, podemos comprometernos a cuidar y respetar este recurso vital. Valorar el agua es reconocer su papel esencial en nuestras vidas y el de nuestras futuras generaciones. Al adoptar este respeto, estamos preservando no solo nuestras fuentes de vida, sino también el conocimiento y las tradiciones que enriquecen nuestro patrimonio cultural. Cuidemos el agua, honremos nuestras tradiciones, y juntos construyamos un futuro más sostenible y en armonía con la naturaleza.