Por Marcos Alegre Chang. Coordinador Economía Circular, Grupo GEA
A pesar de que la superficie del planeta Tierra en su gran mayoría está cubierto por agua, este vital recurso no es tan abundante como parecería. El 75% del planeta Tierra esta cubierto de agua, pero el 97.5% está en los océanos y solo el 2.5% es agua dulce. Del total de este pequeño porcentaje de agua dulce (2.5%), el 70% es hielo, el 29% está en las aguas subterráneas y únicamente el 1% discurre por los ríos y lagos.
En el Perú, la distribución natural del agua es dispareja con los asentamientos poblacionales y actividad económica. En la costa (vertiente del Pacífico) solo se tiene el 2.18% del agua y alberga al 66% de la población con una generación del 80.4% del PBI nacional, mientras que en la selva (vertiente del Atlántico), se cuenta con el 97.3% del agua, con solo el 30.7% de la población, produciendo el 17.6% del PBI nacional[1]. En este contexto, global y nacional resulta un imperativo acelerar la transición hacia la gestión del agua con enfoques de economía circular.
La economía circular surge como una alternativa al modelo tradicional de economía lineal, que se basa en extraer, producir, usar y desechar recursos sin considerar su ahorro, reutilización o regeneración. La economía circular aplicada a la gestión del agua implica considerar todas las etapas del ciclo integral del agua, desde la captación hasta el vertido, y buscar soluciones que minimicen el consumo, reduzcan el desperdicio, maximicen su reutilización y aseguren su calidad para mantenerla disponible para las futuras generaciones.
Algunas áreas de aplicación práctica de la economía circular en la gestión del agua tienen que ver con:
Cada día existe un creciente número de empresas, entidades públicas e instituciones de la sociedad civil, que adoptan los enfoques de economía circular en la gestión del agua. Al respecto, se pueden citar las experiencias del Grupo GEA y de Aquafondo que destacan porque han sido motivadas por iniciativas voluntarias privadas, más que por el cumplimiento normativo.
Grupo GEA implementó con apoyo del Proyecto ProGIRH de la GIZ de la cooperación Alemania y liderazgo de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), un programa de educación a docentes y alumnos sobre la huella hídrica en el colegio Alexander von Humboldt de Lima y en los colegios Ingeniería y Nuestra Señora de Cocharcas de Huancayo. Este programa se complementó con el desarrollo y aplicación de una calculadora de huella hídrica para colegios, que se proyecta usar a nivel nacional[2]. Se concluyó que la huella hídrica de los productos de uso cotidiano es de fácil entendimiento para los alumnos, los docentes y la población en general, generando un enorme potencial de educación ambiental e hídrica.
Por su parte, Aquafondo ha promovido el reúso de aguas residuales tratadas para el riego de áreas verdes urbanas, cerrando los ciclos del agua. Para ello, se fomentó la colaboración y unión de esfuerzos entre la empresa privada, el gobierno local y la comunidad. A la fecha, se han ejecutado 3 iniciativas en los distritos del Cercado, Ate y San Juan de Miraflores, empleando el excedente de aguas residuales de las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de las empresas de Nestlé, Backus y Esmeralda Corp. El reúso de las aguas residuales no solo aporta a la recarga de los acuíferos, la creación de pulmones verdes para la ciudad, sino que puede aportar a disminuir hasta un 5% los gastos municipales.[3]
[1] https://www.ana.gob.pe/contenido/el-agua-en-cifras
[2] https://grupogea.org.pe/evento/lanzamiento-de-la-calculadora-de-huella-hidrica-2
[3] https://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/20.500.12404/15172