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La gestión corporativa del agua: una estrategia clave para el sector privado

18 julio 2025
La gestión corporativa del agua: una estrategia clave para el sector privado

En un contexto de creciente escasez hídrica, la gestión del agua se ha convertido en un tema central para el sector privado. El Global Risks Report del Foro Económico Mundial 2025 ubica la crisis del agua entre los cinco mayores riesgos globales en términos de impacto, de forma consistente desde el 2012.

El acceso y uso eficiente de este recurso no solo es un imperativo ambiental y social, sino también un factor crítico de sostenibilidad empresarial. Las empresas enfrentan tres tipos principales de riesgos relacionados con el agua:
  • Riesgos físicos: incluyen desde la escasez del recurso hasta inundaciones o la contaminación que afecta la calidad del agua disponible. Estos eventos pueden alterar la continuidad de las operaciones, encarecer el tratamiento del recurso hídrico o afectar la salud y productividad del personal.
  • Riesgos regulatorios: se derivan de los cambios en las normativas ambientales, los estándares de calidad o los derechos de uso.
  • Riesgos reputacionales: emergen de la percepción que comunidades, consumidores o inversionistas tienen sobre el desempeño hídrico de la empresa.
Artículo de Opinión - Elsa Galarza-03

Diseños adaptados por Aquafondo, a partir de los Gráficos 2, 3 y 4 del estudio Galarza, E. y Ruiz, J (2020) “Análisis de esquemas voluntarios de  incentivos que promueven la gestión corporativa del agua en el marco de la Alianza del Pacífico, con énfasis en Perú y Chile“, elaborado para la Confederación Suiza, representada por el Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE), actuando por medio de la Embajada de Suiza – COSUDE.

Así, en el Perú, la minería enfrenta riesgos físicos, escasez y conflictos por el uso del agua; riesgos regulatorios, por normas de vertimiento y calidad; y riesgos reputacionales, por la percepción social del impacto ambiental. Por su parte, la agroindustria es uno de los sectores más expuestos a los riesgos hídricos, tanto por su uso intensivo del recurso como por el potencial impacto en la calidad del agua. El riego ineficiente, el escurrimiento de agroquímicos y el vertimiento de residuos no tratados afectan directamente a los ecosistemas y a otros usuarios de la cuenca.

Sin embargo, cada empresa tiene una exposición específica a los diversos riesgos dependiendo del sector económico en que se desenvuelve y de la localización geográfica en que se encuentra. Así, la empresa podrá estar más expuesta si su producción requiere de grandes volúmenes de agua, o si depende de la calidad de agua, o si sus descargas de aguas residuales son significativas. Ejemplos de estos casos son la industria de bebidas, la agricultura y la industria química. Estos riesgos también pueden variar dependiendo la ubicación en la cadena de valor. Una empresa minera, por ejemplo, enfrenta riesgos por el uso directo de agua y por las aguas residuales que genera.

En cambio, las empresas manufactureras tienden a estar expuestos por su cadena de suministro. De otro lado, la exposición geográfica juega también un papel importante. La provisión de oferta de agua superficial y subterránea en una cuenca determinada dependerá de la salud del ecosistema productor de agua, pero también dependerá de la existencia de infraestructura hidráulica complementaria.

¿Qué tanto debe involucrarse la empresa en la gestión del agua?
El grado de involucramiento puede darse en tres nivele:
  1. En el primer nivel, las empresas pueden actuar para mitigar sus propios riesgos, lo que implica acciones al interior de la empresa sea en el proceso productivo, o en el uso de agua por parte del personal.
  2. En el segundo nivel, las empresas se involucran para beneficiar también a los  stakeholders. Aquí hay una mirada más allá de la empresa, generalmente hacia la población en áreas aledañas a las operaciones o hacia los actores de la cadena de valor asociada a la actividad productiva.
  3. En el tercer nivel, las empresas se involucran en la solución del problema, lo que implica coordinar acciones con el Estado y demás stakeholders, que puede llevar incluso a la realización de inversiones de magnitud considerable.

El sector privado no solo es parte del problema, sino también parte de la solución. La gestión corporativa del agua representa una oportunidad para alinear rentabilidad con sostenibilidad.

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